El misterioso cometa 29P que explota sin previo aviso

Astronomía Braylin Payano 1,711 Visitas 5 minutos de lectura

El misterioso cometa 29P que explota sin previo aviso
El extraño cometa espacial 29P

El cometa 29P es tan extraño que los astrónomos de todo el mundo tienen años debatiendo su extraño comportamiento tan impredecible.

El cometa 29P es un objeto bastante curioso: tiene más de 60 kilómetros de ancho, lo que lo convierte probablemente en el mayor cuerpo de su clase. Además, es uno de los pocos cometas excepcionales conocidos como centauros; es decir, gira alrededor del Sol entre Saturno y Júpiter, a pesar de que experimenta el segundo Goliat de gas a intervalos regulares, lo que cambia su círculo y lo llevará a dos posibles objeciones: o bien al interior del Sistema Solar, más cerca del Sol, o bien a sus fríos límites. No obstante, sus peculiaridades no acaban ahí: desde su revelación en los años 20, los expertos espaciales han visto que, de forma errática, expulsa en espléndidas explosiones. De un modo u otro, "detona", y nadie sabe por qué.

En la actualidad, otro esfuerzo mundial de observación, que incluye a observadores de estrellas tanto expertos como novatos, ha decidido resolver el secreto. "No se puede anticipar cuándo va a expulsar el cometa", dice a Space.com Richard Miles, cosmólogo principiante e investigador de exámenes anteriores en la ciencia de los hidrocarburos, que actualmente encabeza la Sección de Asteroides y Planetas Remotos de la Asociación Astronómica Británica. "Para los cosmólogos competentes es muy difícil conseguir tiempo de telescopio para hacer una comprobación metódica de estas ocasiones. Sin embargo, los novatos que tienen telescopios en sus terrazas pueden observarlos en cualquier momento y con la frecuencia que deseen. Así que la participación entre ambos es el mejor enfoque".

La noche del 25 de septiembre

El 25 de septiembre, cosmólogos de EE.UU., Escocia, Francia y la isla española de Tenerife apuntaron sus telescopios al cometa, situado en la agrupación estelar Auriga. Resultó ser una noche propicia para advertirlo, ya que la luz de la Luna era impotente. En ese momento, se produjo. "Vimos varias emisiones sucesivas", dice Miles, uno de los testigos presenciales de aquella noche. "Hubo cuatro erupciones claras y después una quinta hacia el final. Después de menos de dos días, el brillo del cometa era algo así como varias veces lo que era antes de que empezara a iniciarse". Y las explosiones aún no parecen detenerse.

La extraña conducta ha sido investigada anteriormente. A decir verdad, 10 años antes, los investigadores del CSIC descubrieron que el 29P experimenta explosiones a intervalos regulares, y alrededor de siete explosiones radiantes cada año en total. No obstante, no tiene ni de lejos la exactitud de un reloj, y la acción se desplaza sin que se comprenda el porqué. A decir verdad, esta última serie de explosiones produjo un estado de inconsciencia en el cometa, una envoltura gaseosa propia de los cometas que perduró durante tanto tiempo que diferentes expertos espaciales tuvieron la opción de notarlo.

"Esta es la primera vez que captamos las repercusiones de una explosión tan grande", afirma John Noonan, estudiante de postgrado en observación de estrellas de la Universidad de Arizona. Noonan estaba tan entusiasmado por desentrañar los secretos del 29P que incluso planteó una petición para tener la opción de observarlo con el telescopio espacial Hubble. "Las últimas veces que el Hubble observó el cometa 29P hubo explosiones más modestas. Lo que ocurre ahora es fenomenal, básicamente en los últimos 40 años".

Aunque la solicitud fue apoyada, el Hubble experimentó errores que le hicieron cambiar al modo experimental, por lo que por el momento no se ha podido ver a través de su óptica (a pesar de que los expertos espaciales confían en que se quiera comprobar en los próximos no muchos días). En concreto, desean reconocer la basura disparada durante las explosiones y seguir estos elementos a medida que se alejan del núcleo del cometa. Si los observadores de estrellas pueden seguir tales piezas, "estarán notando la introducción de cometas totalmente nuevos", aclara Noonan.

Una revisión anterior recomendaba que la conexión del cometa 29P con la gravedad de Júpiter cada 50 años podría lanzar la grandiosa bola de hielo al Sistema Solar tan pronto como en 2038, transformando el centauro en un cometa de la familia de Júpiter que se acercará mucho más al Sol en unos 10.000 años. En caso de que esa sea la situación, los observadores de estrellas podrían estar casi haciendo una revelación vital sobre los ciclos que ayudan a los cometas a avanzar desde el Cinturón de Kuiper, el suministro de rocas del espacio más allá del círculo de Neptuno, hacia el interior del Sistema Solar, donde se encuentran los planetas en bruto, incluyendo nuestro planeta.

Las preguntas del 29P

En realidad, los observadores de las estrellas se dan cuenta de muy poco con respecto a este artículo y su extraña conducta. No comprenden la justificación de esta inesperada expansión de la fuerza. La acción de los cometas está generalmente dictada por el calor del Sol: cuanto más cerca de la estrella, más material del cometa frío se desintegra. Sin embargo, el círculo de 29P es redondo, por lo que su separación de nuestra estrella apenas cambia. "Esa es la razón por la que no debería mostrar variedades excepcionalmente articuladas en su movimiento", afirma Noonan.

Sea como fuere, están las erupciones. Miles calcula que podrían ser el resultado de intrincados ciclos geográficos que ocurren tanto en el interior como en la capa exterior del cometa. En lo que a ellos respecta, los investigadores del CSIC sugieren que cuando pequeños distritos del cometa ricos en hielo se exponen a la radiación orientada al sol, se produce una sublimación inesperada, es decir, el estado fuerte se transforma rápidamente en gas. La tensión de este gas hace que las partículas de tamaño micrométrico sean arrastradas, dando lugar a las erupciones, que son aptas para expandir el brillo del cometa y entregar planos de partículas que crecen desde el núcleo hasta una distancia de un enorme número de kilómetros, haciendo las envolturas que reflejan la luz del Sol y que pueden ser vistas con seguridad incluso por los telescopios de los observadores de estrellas principiantes.

Una revisión posterior de 2014 reconoció más modestas "explosiones más pequeñas de lo habitual" que ocurren en algún lugar en el rango de 10 y 15 veces cada año, terminando el material que cae de nuevo hacia la superficie del cometa formando una especie de "exterior" duro. Según indican algunos científicos, durante las emisiones más exageradas, esta capa exterior estallaría, desencadenando una erupción mayor. El 29P permanece en una cantidad oscura.

Fuente: ABC ciencia

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