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¿Por qué los humanos perdimos la cola?
Otros Prieto Payano 484 Visitas 4 minutos de lectura

La cola se esfumó de nuestro linaje evolutivo mucho antes de nuestra aparición por una mutación al azar.
Soy tajante en la respuesta: la gente no ha perdido la cola ya que nunca la hemos tenido Asimismo, si se diera el caso de haberla tenido y haberla perdido, no parece correcto discutir un por qué y, mucho menos, de una para qué.
Para algunos, la cola es una de las cinco cualidades extraordinarias que tienen los cordados y, posteriormente, los vertebrados. Se trata de un alargamiento de la terminación posterior del cuerpo y su inicio está, justo, detrás del ano.
En el momento en que aparecieron las vértebras, la cola (que no era más que un aumento de la notocorda, la línea vertebral y la estructura muscular en la zona postanal) se construía con el final del segmento vertebral, o al menos, con las vértebras caudales. Su función continuó siendo propulsar el movimiento en el medio acuático, aunque con mayor eficiencia. Actualmente podemos apreciarla en la ondulación típica de un tiburón nadando.
El reto de desplazarse fuera del agua
La revolución anatómica y fisiológica que supuso la conquista del medio terrestre implicó también a la cola. Sobre todo para el más claro: la cola ya no propulsa el movimiento, lo hacen las patas. Sin embargo, hay otro punto de vista secreto significativamente más intrigante. Al no haber empujado neutralizando la fuerza del peso (como ocurre en un medio espeso como el agua), la gravedad es un problema cuando intentamos no vivir arrastrándonos.
'Levantar' el cuerpo fue tarea compleja pero las novedades evolutivas adaptaron diseños biológicos que dejan boquiabierto al más competente de los ingenieros de caminos, canales y puertos. De hecho, surgió una morfología esquelética muy parecida a los puentes Forth: el tronco estaría suspendido entre los dos pares de patas (los pilares), los músculos y ligamentos (elásticos y flexibles) contrarrestarían las tensiones, y los huesos (duros y rígidos) resistirían las compresiones.
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Significativamente más fascinante fue su parte en los reptiles que se pusieron de pie. El bipedalismo de dinosaurios como el del iguanodóntido Ouranosaurus, biomecánicamente, no es más que un balancín infantil en el que la cola neutraliza la pesadez de la parte delantera del cuerpo. El punto de equilibrio sería la cadera.
Más funciones sorprendentes de la cola
La cola también contribuyó a ampliar la capacidad de bipedismo de los reptiles al servir de "tercer apoyo", una capacidad que también valoramos en las criaturas bípedas de sangre caliente como los canguros. Cuando están muy quietos, las patas y la cola estructuran una montura que asegura un maravilloso equilibrio.
A pesar de estas atribuciones fundamentales, la cola puede ayudar en un amplio abanico de capacidades, por ejemplo, en la protección, la depredación, la atracción sexual, el ahorro de suplementos, el control del curso de vuelo (en el caso de las aves), comunicación social, mantenimiento térmico e, incluso, en el caso de especies arborícolas de colas prensiles, la suspensión y desplazamiento de rama en rama .
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Todo el mundo coincide, pues, en que la cola es una maravillosa creación morfológica. Entonces, ¿por qué hemos prescindido de esta herramienta biológica tan plástica y multifuncional?
Los humanos no perdimos la cola, nunca la tuvimos
La línea evolutiva que llevó a los homínidos se caracterizó, en lo que respecta al esqueleto axial, por tres transiciones principales: la pérdida de la cola y las adaptaciones a la postura ortógrada (erecta) y al movimiento bípedo.

En cualquier caso, estos tres grandes cambios no sucedieron simultáneamente. A decir verdad, la pérdida de la cola ocurrió en el contexto del pronogrado (desplazamiento con apoyo en las cuatro extremidades) y gorilas y chimpancés se desplazan de esta forma sin exhibir cola. Su perdida, pues, es un fenómeno evolutivo independiente a la postura erguida y ocurrido con anterioridad a la aparición del primer hominino.
En Resumen, los humanos no hemos perdido la cola porque, en nuestro linaje evolutivo, se perdió .mucho antes de que apareciéramos como tales.
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